Todos los cuerpos están destinados a desgastarse, envejecer, romperse o pasar de moda, esa es la vida útil de un producto, un objeto o un ser. El reciclado permite utilizar lo que consideramos basura en un nuevo material útil. Mi trabajo consiste en utilizar los papeles que no son basura, sino que nos acompañan a lo largo de nuestra vida por la energía emocional de la que están cargados.
Cuando reciclo papel estoy depurando, por un lado los restos de la sociedad, y por otro, la energía acumulada en los manuscritos, transformando a éstos en objetos que se acaban convirtiendo en contenedores de emociones.